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LA VIDA BUENA...


Estar en paz... a pesar de... gracias a...

"Con las piedras que encuentres en el camino, sé delicado y llévatelas. Y si no las puedes cargar a hombros como hermanas, al menos déjalas atrás como amigas" - Anónimo


¿Qué queremos para nuestra vida?

Todos merecemos y queremos ser felices, o por lo menos no ser infelices. Y aunque la vida es dificultosa, tenemos la capacidad instalada para que no nos quede grande.


En esta reflexión quiero compartir siete aspectos que considero favorecen la vida buena del ser humano.


1. La vida buena y “buena-vida” no son lo mismo.

Una vida buena no se refiere a lo que se conoce comúnmente como “la buena-vida” en donde no hay límites y en donde el fin justifica los medios; en esto, el orden de los factores sí altera el producto. Una vida buena es una vida llevada dentro de límites sanos, con atención y cuidado. Está enmarcada en valores universales que promueven el cuidado de la vida, de las relaciones, de la comunidad y del mundo.


2. Tener una vida buena no significa “ser perfectos”.

La vida buena no le apunta a encontrar la perfección, la popularidad, el poder, la fama o los estereotipos de éxito que el momento o la sociedad imponen. La vida buena es una invitación permanente a descubrir, cuidar, recuperar, fortalecer y desplegar -en comunidad- la más auténtica y humana versión de nosotros mismos.


3. La vida buena es “disfrutar” – “a pesar de” – “gracias a”.

El “dis-frute” es la capacidad de dar fruto, y el fruto es algo que da sabor, belleza, alimento y semilla de vida. Es sentirse bien y en paz con la certeza de ser y sentirse útil a la vida propia, a la de los demás y a la del planeta.


Disfrutar “a pesar de” se refiere a la posibilidad de estar en paz a pesar de las circunstancias de la vida cotidiana. La vida es compleja, presenta retos, molestias, adversidades, incertidumbres, alegrías, éxitos y tristezas que nos pueden llevar a la arrogancia, al temor a perder lo alcanzado, a la amargura, a la desesperanza o al sinsentido.


Podemos estar en paz a pesar de lo que la vida nos ponga en el camino; es cuestión de aceptar lo que nos pasa como algo que hace parte de la vida y revisar la actitud. Lo decía Viktor Frankl, gestor de la logoterapia: “si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento”.


Disfrutar “a pesar de” - “gracias a”, quiere decir que contamos con recursos humanos personales y colectivos que nos ayudan a estar centrados y en paz incluso en las más difíciles circunstancias. Los “buenos autos” son un buen ejemplo de recursos gracias a los cuales se disfruta de la vida: autoconocimiento, autoaceptación, autoestima, autoregulación, autotrascendencia y autonomía, por mencionar algunos.


4. La vida buena es capacidad instalada.

La vida buena es una capacidad humana instalada que está al alcance de todos, en modo bebé, niño, adolescente o adulto. Esto quiere decir que la experiencia de ser humanos incluye la posibilidad o la potencialidad de construir una vida de buena calidad, para nosotros mismos y para los demás en interdependencia.


A pesar de las circunstancias, la vida buena sigue ahí; puede estar desdibujada, debilitada, ignorada u olvidada, pero aún así está en nosotros, nos habita como potencial recuperable y alcanzable, y sabemos que es buena porque constantemente la añoramos, la valoramos y la cuidamos.


5. La vida buena se vive en gerundio.

Todos queremos, necesitamos y merecemos una vida buena, pero… ¿cuándo? La respuesta es YA. Dejarlo para después es descuidar el proceso presente pensando en que “algún día” seremos felices. El discurso educativo ha estado durante décadas centrado en que hay que trabajar duro para ser alguien o ser feliz “algún día”. La vida buena se vive en presente continuo, en gerundio. La pregunta es entonces: ¿Estoy viviendo (y contagiando) una vida buena?


6. La vida buena requiere acciones orientadas por el amor.

La vida buena no se da por el simple hecho de habitarnos como posibilidad; es una invitación que surge de nuestra naturaleza de seres vivos y es nuestra gran responsabilidad. Pero la condición humana nos enfrenta a obstáculos que sabotean y entorpecen este proceso, tales como el miedo, la pereza, la ignorancia, la distracción y el egoísmo. Alcanzar y mantener una vida de calidad requiere disciplina y entrenamiento en habilidades que lo favorezcan:

  • La atención que surge de la consciencia, para percibir lo que pasa interior y exteriormente en cada uno de nuestros mundos. Vivir la vida anestesiados, distraídos o en piloto automático puede ser arriesgado y aburrido.

  • El cuidado, que, como todos los valores, nos invita a tomar decisiones que no dañan la vida. Es la cualidad que nos lleva a ser disciplinados y “no peligrosos” con nosotros mismos, con los demás y con lo demás, de forma abarcadora y perdurable.

  • El amor como energía esencial; es la fuerza que crea y transforma positivamente todo lo que toca. Es el valor universal que nos mueve a senti-pensar-actuar con inteligencia y cuidado.

  • Y la acción, factor clave para materializar aquello que necesitamos para crecer y desplegar nuestro potencial humano y el de nuestro entorno. Un acto de transformación humana positiva se convierte en un verbo poderoso: AMAR.

Estos son ejemplos de acciones amorosas favorables a la vida buena:

  • Mantener actitudes constructivas como la sencillez, el buen trato, la sonrisa, la gratitud, el asombro, la disciplina, la atención, la aceptación, el desapego, el disfrute y el cuidado, en interdependencia con todas nuestras dimensiones: corporal, mental, emocional, espiritual, social, ecológica, laboral y financiera.

  • Aprender a reconocer y a fluir ante el sufrimiento evitable que surge cuando nos traicionamos a nosotros mismos, nos resistimos a un dolor inevitable o nos aferramos a un placer pasajero.

  • Ejercitar y fortalecer la dimensión interior a través de una práctica constante dentro de un inmenso abanico de posibilidades como la meditación, la contemplación, la oración, el yoga, el arte, la danza y la solidaridad entre muchas otras.

  • Percibir sentidos de vida recordando que por compleja que sea una situación, siempre podremos aprender y encontrar lo valioso que esta encierra.

  • Recordar que no estamos solos. Siempre estaremos en posibilidad de encontrar ayuda, ayudar a otros, leer textos o libros, escuchar videos y podcasts, asistir a cursos y talleres, conversar con amigos, desarrollar aficiones.

7. La educación es el camino.

¿Cómo cultivar una vida buena? Creando, en presente continuo y durante toda la vida, las mejores condiciones posibles, como el jardinero o el campesino que preparan el terreno para que la siembra germine, crezca sanamente y produzca las mejores flores, frutos y semillas. La educación siempre nos estará acompañando para explorar, descubrir, comprender y contagiar el arte vivir una vida buena.


Los orientales dicen: “si quieres un resultado, concéntrate en las causas”, lo que nos lleva directamente al propósito de la educación que va mucho más allá de instruir: educar es crear y mantener -con actitud de aprendiz permanente- condiciones personales y colectivas para tener, aquí y ahora, razones poderosas para estar contentos con la vida y disfrutarla “a pesar de” – “gracias a”.


CAMILO ROA MACKENZIE

Orientador y coach existencial.


Celular: 310-2942041


Bogotá, julio de 2023

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