Las preguntas del amor - amar: ¿cómo anda mi forma de amar?
Puede ser que el amor sea mucho más de lo que imaginamos, y que esa limitada creencia esté generando en la vida personal o familiar sinsentido y sufrimiento evitables e innecesarios.
"El amor es una fuerza que transforma positivamente todo lo que toca”
A pesar de tantos avances tecnológicos y humanísticos vivimos una época de analfabetismo en muchos aspectos: analfabetismo emocional (dificultad para validar y expresar emociones), analfabetismo corporal (la “cosificación” del cuerpo), analfabetismo social (individualismo, inequidad e indiferencia), analfabetismo espiritual (dificultad para observarse y trascender) y analfabetismo amoroso. De este último quiero compartirles mis puntos de vista.
En su concepción más elemental, el analfabetismo es la incapacidad de leer y escribir por carencia de aprendizaje. Entonces, el analfabetismo amoroso es la incapacidad de recibir (leer) y dar (escribir, expresar) amor por carencia de aprendizaje (vivencias amorosas). Aseguro que este vacío alrededor de la experiencia amorosa tiene mucho que ver con creencias culturales equivocadas alrededor de lo que es el amor.
¿Hay síntomas de este analfabetismo? Sí: violencia, depredación, depresión, autoritarismo, estrés, soledad, adicciones, conformismo, indiferencia, suicidio y otros más. Me pregunto a diario -y he preguntado a varios expertos- si estos síntomas de desnutrición amorosa van en aumento o en disminución, y no es fácil asegurar lo uno o lo otro; y usted, ¿Qué siente? ¿Crece o disminuye en nuestra sociedad el analfabetismo amoroso?
Definir el amor es difícil pues más que un concepto, es una experiencia subjetiva y muy personal; sin embargo, es interesante aproximarse a una definición que sea útil para comprenderlo y vivirlo. Para esto, ayuda comenzar por lo que NO ES.
¿Qué NO ES el amor? ¿Cuáles son esos mitos y creencias que limitan y confunden?
El amor no es sólo enamorarse: tarde o temprano, a las buenas o a las malas, comprendemos que el amor se construye en presente continuo.
El amor no es sólo un sentimiento: va más allá; es actitud, es acción transformadora.
El amor no es tragedia y sufrimiento: acaso, “¿amor se escribe con llanto?”. El amor es una experiencia gozosa.
El amor no es auto-sacrificio: ¿de qué le sirve al mundo la más desgastada versión de mí mismo? El amor es una donación de mi mejor versión posible. Se da y se recibe.
El amor no es dependencia: el amor dependiente es un amor infantilizado. Los niños dependen de sus padres, pero entre adultos, ¿dónde quedan la libertad, la responsabilidad y la autonomía?
El amor no es ausencia de desacuerdo: una relación sin tensiones es aburrida y sospechosa. La tensión ayuda a crecer.
El amor no da derechos de posesión: el amor posesivo e intimidante no es amor; denota imposición, manipulación, incompetencia e inseguridad.
La esencia humana es amorosa; de eso estoy convencido. El amar y ser amado es una necesidad vital. Por eso hay una zona de riesgo si no hay claridad en cuanto a lo que es y no es el amor; se puede caer fácilmente en las trampas de las relaciones tóxicas, posesivas, dependientes y vacías de sentido. El analfabetismo amoroso puede salir muy caro.
Pero entonces… ¿Qué sí es amor?
Intentar definir el amor siempre se quedará corto; sin embargo, es posible comprenderlo mejor a partir de lo que significa vivir la vida desde la experiencia y los atributos del amor:
El amor es una capacidad y una necesidad esencial que nos constituye humanos y da alimento, sentido y significado a la vida.
El amor es una fuerza, una energía, un impulso interno que construye vida, que no hace daño, que invita a cuidar y a facilitarle al ser o al objeto amado que esté bien, que descubra y despliegue lo mejor de sí, que crezca, que sea sí mismo; en pocas palabras, una fuerza que transforma positivamente todo lo que toca.
Si el amor es una fuerza–energía, entonces existe una fuente de amor infinito en el universo y en el interior de cada ser humano. ¿Qué tan conectados estoy a ella? ¿Qué tanto permito que esa fuerza fluya a través mío? ¿Qué lo impide o lo bloquea?
Amor es sustantivo, amar es verbo. De nada sirve la fuerza–energía del amor si no se convierte en actos concretos que lleven a esa transformación positiva, así que el amor también es el conjunto de “haceres” que conducen a crear esas posibilidades para que aquello que amamos crezca y despliegue la mejor y más humana y auténtica versión posible de sí mismo; el amor es entonces un acto de voluntad que le apunta al crecimiento del ser; por esto, obras son amores y no buenas razones. Es el Amar lo que hace la diferencia.
El amor es aquello que me lleva a crecer como individuo, como colectividad y como ecosistema, aceptando la diferencia y la singularidad en interdependencia y unidad. Te amo porque eres, no sólo por lo que eres; me amo porque soy, no sólo por lo que soy. El amor es el cimiento de la dignidad humana.
El amor neutraliza el miedo y la culpa, pues si mis decisiones y mis actos son guiados por el cuidado y el crecimiento de mí mismo, del otro y de lo otro, puedo moverme más tranquilo por la vida con la certeza de ser “no-peligroso”.
¿Cómo anda mi forma de amar?
Vale la pena dejar planteadas algunas preguntas de auto-observación que orienten a manera de indicadores; responderlas ayuda a reconocer en uno mismo o en cualquier ser humano la esencia y la capacidad amorosa.
¿Siento bienestar con la vida que llevo?
¿Las personas que me rodean (pareja, hijos, parientes, estudiantes, amigos, compañeros de trabajo, etc.) se sienten seguros y tranquilos cuando yo ando por ahí?
¿Cómo se refleja en mis relaciones mi forma de amar y de amarme?
¿Cómo se refleja en mi cuerpo mi forma de amar y de amarme?
¿Cómo y para qué estoy utilizando mi poder y mi experiencia?
¿Utilizo mi fuerza amorosa como una luz para afrontar y resolver mis adversidades con sabiduría?
¿Qué visión acerca de lo que es el amor estoy transmitiendo y están recibiendo mis hijos?
A partir de estas reflexiones, invito a vivir el amor “despiertamente” y no comer cuento. Observar cuidadosamente la relación consigo mismo, las relaciones amorosas, familiares, laborales y sociales, así como las telenovelas, las canciones, la publicidad, los discursos, las lecturas, los sermones, las noticias y la educación, evitando las trampas del chantaje afectivo, la manipulación, la victimización y el maltrato que se reciben o se dan en nombre del amor.
No es cuestión de alcanzar la perfección a través del amor, o de alcanzar el amor perfecto; se trata de recuperar y cuidar la experiencia amorosa para crecer y transformarnos, individual y colectivamente, en lo que estamos llamados a Ser: la más auténtica y humana versión posible de nosotros mismos.
CAMILO ROA MACKENZIE
Papá desde 1982, abuelo desde 2013. Orientador y coach; comprometido con la educación como gestora esencial de la transformación positiva de la humanidad.
camiloroa@sentidovital.com
Celular: 310-2942041
Última edición: agosto 29 de 2019