ORIGEN
En agosto 1.997, después de 15 años de ejercicio profesional, ocho de los cuales dediqué a asesoría y consultoría organizacional y de informática, y en medio de una "crisis de sentido", decidí desarrollar una propuesta pedagógica de nombre SENTIDO VITAL motivado en gran parte por:
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Ser papá y la ansiedad y curiosidad que me generaba el maravilloso reto de la crianza.
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Ser testigo pasivo de la situación de deterioro de la convivencia ética en Colombia.
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Sentirme inmerso en una sociedad y una pedagogía centradas en el tener, el hacer y el saber, con muchas dudas y dificultades para educar en el Ser y en los valores.
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El encuentro con el concepto del amor como acto de disciplina y voluntad, del psiquiatra norteamericano Scott Peck en su libro “La Nueva psicología del Amor” y sus propuestas acerca de la integración entre la psicología y la espiritualidad.
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El encuentro con la psicología y la filosofía del budismo tibetano, y sus enseñanzas sobre la meditación, la atención, la compasión y el manejo inteligente del sufrimiento y las emociones aflictivas.
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El encuentro con la Logoterapia y el Análisis Existencial del psiquiatra vienés Víktor Frankl en su libro “El Hombre en Busca de Sentido”, y sus enseñanzas acerca de la libertad, la responsabilidad, el sentido de vida y los recursos espirituales, y
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La consecuente necesidad de encontrarle un sentido a mi vida, y la determinación para asumirla responsablemente haciendo algo al respecto.
Estos hechos impulsaron las siguientes decisiones:
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Emprender la travesía de una búsqueda permanente de autenticidad y crecimiento personal.
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Crear un “puente” entre la gente interesada en conocerse, buscar y recibir, y la gente interesada en dar y acompañar.
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Apoyar y ampliar la red existente de personas e instituciones interesadas en la educación y el desarrollo humano
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Fortalecer la “Masa Crítica” necesaria para mantener un efecto expansivo de elevación de conciencia individual y colectiva.
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Seguir el pensamiento de Oscar Wilde cuando dijo que “el progreso es la realización de las utopías”.
Así, entre 1.997 y 2.002, organicé actividades en temas relacionados con la familia, la crianza, la educación, el cuidado del medio ambiente, la sensibilización y el crecimiento personal. Más de 25,000 personas asistieron a estos espacios de SENTIDO VITAL para obtener información y orientación, a través de las enseñanzas de más de 50 profesionales que compartieron su experiencia académica, terapéutica y personal.
Entre 2.001 y 2.008, trabajé como Director de Bachillerato y Coordinador de la Escuela de Padres del Colegio Tilatá, un tiempo extraordinario durante el cual viví el mundo de la pedagogía y la educación en todos sus matices a través del contacto con los estudiantes, los padres de familia, los maestros, el personal administrativo y las directivas, tanto del colegio como de otros colegios de Bogotá.
Entre 2009 y 2015, se integró a la propuesta una linea de herramientas y objetos pedagógicos de acercamiento a la paz interior denominada “Mandalas y Laberintos” con el invaluable aporte de la diseñadora María Camila González desde su formación y experiencia en psicología transpersonal, humanismo y arte-terapia.
Hoy, la decisión es seguir participando activamente en el mejoramiento de la calidad y la alegría de la vida de los seres humanos; para esto, y con base en la experiencia y los aprendizajes de estos años, sigo trabajando desde un marco de seis puntos sobre los cuales se estructura la dinámica y la razón de ser de SENTIDO VITAL:
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Cuando la calidad de vida de una persona mejora, su familia, su entorno, su país y el mundo también mejoran.
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La educación es un proceso para toda la vida a través del cual un ser humano se descubre, se construye y deja emerger la más auténica y humana versión de sí mismo poniéndolo al servicio de la construcción de un mundo mejor, porque le da valor, sentido y significado a su vida.
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Educadores (padres, maestros, líderes, comunidades) bien educados forman seres humanos bien educados.
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La calidad de vida depende de la conciencia y el cuidado con que cada persona responda a lo que la vida le vaya presentando; el sufrimiento y la infelicidad están mucho más relacionados con la forma de responder ante lo que nos pasa, que con lo que nos pasa.
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El ser humano tiene la libertad de elegir cómo responde (responsabilidad) ante la vida.
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La libertad de elegir y la calidad de la respuesta mejoran con:
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Una visión positiva e integral (cuerpo, mente, emociones, espíritu, sociedad, planeta) del ser humano, respetuosa de las diferencias, optimista y amorosa.
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La conciencia para reconocer y validar en uno mismo y en los demás, sujetos dignos y auténticos, con sentimientos, derechos y deberes.
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Un marco propio de valores, coherente y claro, cimentado en el amor, la espiritualidad, la consciencia, la libertad, la responsabilidad, el trabajo, el cuidado de la vida, la compasión, la equidad y el sentido como fuerzas de transformación positiva.
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La práctica continua de ejercicios de conciencia corporal, mental, emocional, espiritual y social que favorezcan la gradual manifestación de la conciencia, la transparencia, la esencia bondadosa y la sabiduría interior presentes en cada ser humano.
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La invitación es entonces a seguir construyendo una Colombia y un mundo mejores a través del encuentro, el fortalecimiento y el despliegue de la más auténtica y humana versión posible de nosotros mismos, favoreciendo así la expansión de la creciente comunidad de personas e instituciones que creemos en la utopía, que queremos y cuidamos la libertad y la vida, que a través de actos concretos hacemos contrapeso positivo y que no estamos dispuestos a permitir que tanta adversidad, egoísmo e indiferencia nos debilite el Espíritu.
CAMILO ROA MACKENZIE
Director